Realidades y contrastes

¿Qué cualidades se necesitan para ser un buen líder?

Es necesario conocer las cualidades necesarias para ser un buen líder, mismas que permitan afrontar los nuevos retos y lleven al cumplimiento de metas y objetivos.

¿Qué cualidades se necesitan para ser un buen líder?


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M.C.I. y C.P.C. Juan Carlos Bojorges Pérez Socio director en Bojorges Soriano y Asociados, S.C.
Realidades y contrastes 22 de enero de 2024

Comienza un nuevo año y con él nuevas necesidades, nuevos retos y grandes oportunidades para resolver estos desafíos y todos los demás que vengan. La historia de las organizaciones y de nuestra sociedad ha dejado un gran número de ejemplos e historias que nos invitan a esforzarnos, así como volvernos participantes del cambio y no quedarnos como espectadores.

Los aprendizajes que nos ha dejado la época pospandemia nos han convertido en diferentes seres humanos; más allá de sólo sobrevivir, hemos actuado bajo nuevas circunstancias, con reglas que no existían y creando nuevos ambientes y procesos. Pero como dice el dicho: “Lo importante no es llegar, sino mantenerse”. Por ende, viene ahora la necesidad de crear o sentar nuevos estilos de liderazgo que permitan afrontar los nuevos retos y que nos lleven a cumplir las metas y objetivos.

Cualidades de un buen líder

Cualidades de un buen líder

A continuación, se describen una serie de cualidades que los líderes de esta época deben hacer propias, así como trabajar con ellas para guiar a los equipos de trabajo, pero sobre todo, llevarlos a alcanzar las metas y objetivos vitales para este 2024.

Creencia inspiradora: es una característica fundamental para los líderes de esta nueva época; tener fe, esperanza y certeza de que aquello que los guía es de tal magnitud, impacto y valor emocional que todas las personas que lo compartan no tendrán duda en sumarse a su equipo, proyecto o trabajo y, que además, logrará despertar en todos una convicción de integrarse y trabajar en conjunto.

La historia de las organizaciones nos invita a esforzarnos, así como volvernos participantes del cambio y no quedarnos como espectadores.

Fortaleza emocional: esto no significa ser fuertes, inexpresivos y con mucho aguante, sino todo lo contrario; es decir, seres humanos capaces de manifestar sus emociones, comunicar y hacer fluir sus dudas, inquietudes, alegrías, tristezas; pero que, al mismo tiempo, sean capaces de evitar egoísmos insanos y tengan habilidades para que sus equipos generen confianza, seguridad y un ambiente de crecimiento emocional e intelectual.

Compromiso humanista: su enfoque está dirigido a las personas y no a las tareas; debe tener un claro entendimiento de que la mejor y mayor productividad se logra respetando a las personas, capacitándolas y empoderándolas para que pongan en uso sus mayores destrezas, así como que se comprometan mutuamente en alcanzar metas y objetivos que generan beneficios colectivos.

Alineación de resultados: si cada miembro del equipo conoce cabalmente los resultados que se esperan de éste y el líder asigna a cada persona sus métricas, productos finales valiosos, estándares y, además, acompaña a todo esto una adecuada capacitación, se logrará que los primeros que deseen alcanzar los mejores resultados sean los propios miembros del equipo.

Prevalencia de grupo sumando a los individuos: se deben evitar los conflictos e individualismos premiando al resultado colectivo y sólo cuando sea necesario premiar al esfuerzo individual; la cohesión del grupo será tal que lo más importante serán los resultados que se obtienen en conjunto; asimismo, se trabajará de manera más comprometida para alcanzar dichos resultados (sin descuidar el trabajo y responsabilidades individuales).

Integrar talentos: cuando el líder acepta y asume que no es capaz de hacer todo y lleva a cabo la organización pensando en delegar en los más aptos, sus resultados serán mucho mejores que si continua con el pensamiento anterior de que todo dependa de él. Ubicar a los más aptos en las actividades estratégicas sumará de manera exponencial en los resultados del grupo.

Es necesario crear o sentar nuevos estilos de liderazgo que permitan afrontar los nuevos retos y que nos lleven a cumplir las metas y objetivos.

Sustentar en valores: mantener la congruencia demostrando y respetando los valores instalados en las personas y grupos ayuda a la continuidad de las organizaciones. Evitar cambios sin sentido por falta de valores ahorra recursos, enfoca a las personas y hace que las organizaciones alcancen sus rutas de desarrollo y permanencia.

Conclusiones

¿Estas cualidades suenan inalcanzables?, el costo de ignorarlas puede que no sea económico, sino de impacto vital en la continuidad como empresa. Estamos iniciando el año, es un momento importante para definir aquellas metas que verdaderamente nos retarán y nos harán crecer. Debemos convertirnos en la causa dejando de ser el efecto. ¡Feliz 2024! icono final



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