El consumo y posicionamiento de estos productos en el mercado mexicano data de 1980, época en que a los fabricantes y distribuidores (entre ellos, importadores) se les concedieron facilidades fiscales para lograr una buena penetración en la cadena de consumo alimenticia; con ello, México complementaba la canasta básica y se adhería a las tendencias internacionales promovidas por la globalización y los tratados de libre comercio.
Sin embargo, es necesario aclarar que, aunque los suplementos coadyuvan a la nutrición del ser humano, se debe tener cuidado en no excederse en el consumo diario y en las cantidades recomendadas por los especialistas.
Visto lo anterior y ante la accesibilidad de adquisición, su facilidad de consumo y las características nutricionales que tienen, han generado una tendencia de consumo que va en incremento, algo que, sin duda, puede ser una alternativa ante el dinamismo y estrés cotidiano, sin embargo, se debe llevar a cabo bajo la condición de ser una decisión informada de sus verdaderos alcances nutritivos.
Para comprender más a detalle la trascendencia de esta tendencia de consumo, se debe analizar que, según información publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en los últimos cinco años, el gasto de los mexicanos en alimentos ha representado una parte significativa de sus ingresos. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares revela que, en 2022, aproximadamente 37% del gasto trimestral de los hogares se destinó a alimentos, bebidas y tabaco.
Respecto de los suplementos alimenticios, incluyendo el notable incremento en su consumo durante la reciente contingencia sanitaria, se reporta que en 2021 la venta de estos productos en México alcanzó los 10,026 millones de pesos, lo que representa un incremento de 67.9% anual. Este aumento refleja un interés creciente en productos que apoyan el sistema inmunológico (como vitaminas y minerales).
El ingreso promedio trimestral por hogar es de alrededor de 63,695 pesos, aunque esto varía según la región y la composición del hogar. Además, el gasto en salud ha mostrado un crecimiento en los últimos años, especialmente, en zonas urbanas. En este orden de ideas, se puede considerar que en los hogares mexicanos se refleja una tendencia en priorizar la salud y el bienestar, esto a partir del consumo, incluso, de suplementos alimenticios como parte de la forma en que se cubre la necesidad básica de alimentación.
Según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre el primer trimestre de 2023 y el mismo periodo de 2024, el ingreso laboral real per cápita tuvo un incremento anual de 7.2%, al pasar de 3,058.60 a 3,277.58 pesos, esto es el equivalente a 109.25 por día (en el mes calendario).
En 2023 y lo que va de 2024, se tiene reportada una tendencia al alza en el consumo de suplementos alimenticios en la región de Latinoamérica; durante 2023 se reportó una derrama económica de la industria en este sector, destacando México con 2,260 millones de dólares (aproximadamente).
Ahora bien, cabe recordar que esta tendencia se empezó a registrar con más alto índice de crecimiento desde 2021, cuando la pandemia de Covid-19 comenzaba a mitigarse; reportes de aquel periodo, según el Inegi, reflejan que en México se vendieron 10,026 millones de pesos en suplementos alimenticios (un incremento de 56.9% anual). De los tipos de productos que más se consumen desde ese entonces, destacan los multivitamínicos, minerales y, sin duda, proteínas.
Por sus características y resultados en quien los consume, también se les ha llamado alimentos funcionales o nutracéuticos. Esta clasificación no existe en la regulación sanitaria mexicana, sin embargo, es un término común en el mercado y, por ello, es importante señalar que el consumidor debe atender a las leyendas precautorias que aparecen en el etiquetado, en particular, que los suplementos alimenticios no son medicamentos, es decir, no curan, mitigan o controlan padecimientos, sino que los promueven.
A partir de esta información, es relevante analizar qué tanto ha mejorado la calidad nutricional de las personas consumidoras versus las que no los consumen, resaltando que entre los no consumidores están los que comen alimento natural y los que carecen de éste.
El análisis se torna complicado, pues es multifactorial por la posibilidad de consumo, accesibilidad a los productos y tendencias del mercado (principalmente); asimismo, si el análisis se hace comparando las tendencias de consumo que se reportan de medicamentos destinados a mitigar o controlar padecimientos provocados por desnutrición (por ejemplo, crónico-degenerativas), así como los destinados al control de padecimientos provocados por desórdenes en el consumo de los alimentos (anorexia, bulimia o excesos de ingesta) que se materializan en sobrepeso u obesidad; no obstante, ninguno de los anteriores en una condición nutricional ad hoc.
Otra tendencia importante de analizar en materia de autocuidado de las personas tiene que ver con la estética. A continuación, se observa que, entre las 15 enfermedades para las que más medicamentos se venden, los remedios dermatológicos se encuentran en el séptimo lugar.
Según Consultoría Evaluate, para el caso de los dermatológicos del periodo 2018-2024 (siete años), la venta de medicamentos en este rubro se duplicó en su representación porcentual.
Cifras en dólares estadounidenses. Datos de mayo de 2019 (estimaciones).
*Medicamentos de venta con o sin receta.
Fuente: EvaluatePharma World Preview 2019.
Ahora bien, en un periodo parecido (de 2018 a 2023), por lo que respecta a los biológicos como la toxina botulínica y el ácido hialurónico, se reporta un incremento en sus ventas de 2.90 a 4.48 y de 2.34 a 3.48 miles de millones de euros, respectivamente. No se debe olvidar que los biológicos señalados se aplican a “pacientes sanos” en términos de la razón de la consulta, pero quizá no de la condición de morbilidad asociada.
México ha sido un país con una larga trayectoria de implementación de políticas públicas, así como de programas alimentarios orientados a favorecer el índice de nutrición de la población, tal como los casos de fortificación de alimentos, yodación de sal, enriquecimiento de harinas, entre otros; asimismo, se han impulsado políticas públicas de carácter económico como la exención del Impuesto al Valor Agregado (IVA) para los suplementos alimenticios.
El cuestionamiento gira en torno a si los productos que coadyuvan con la calidad de vida integral, como los suplementos alimenticios o nutracéuticos, así como los cosméticos de tipo biológico, son subyacentes a los medicamentos y, en todo caso, ¿cuál es la importancia de la orientación de los profesionales de la salud?
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