a disciplina de la gestión de información no es nueva y es, sin duda, un pilar fundamental para la evolución hacia una empresa basada en datos (data driven) y hacia una transformación digital integral. Sin embargo, una mala comprensión del concepto, una gestión incompleta o sin una estrategia de negocio que le dé sentido, puede hacerla parecer un conjunto de prácticas inútiles y costosas que las organizaciones acabarán por desechar en la llamada “era del empoderamiento digital”.
Según Heine Krog Iversen, director general de TimeXTender, empresa desarrolladora del software de gestión de datos que lleva el mismo nombre, estamos entrando en la era de las organizaciones empoderadas digitalmente (digitally empowered organizations). Este argumento se centra en tres estadísticas destacadas: la próxima década va a estar impulsada por la Inteligencia Artificial (IA) y la automatización avanzada. Además, la IA va a contribuir con más de 15 mil billones de dólares a la economía global para el mismo periodo. Por último, el 62% de los líderes empresariales ya se están preparando para este futuro al poner en marcha planes y beneficiarse de la revolución tecnológica innovadora.
El empoderamiento organizacional es un término que se hizo popular en las décadas de 1980 y 1990, y se refiere a las medidas que han sido diseñadas para aumentar el grado de autonomía y autodeterminación de las personas de una organización. El empoderamiento es un proceso continuo intencional centrado en una organización, con una cultura de apoyo, compromiso y comunicación sólida, gestión del conocimiento y participación de las personas; lo que da como resultado que la organización tome el control y desarrolle el dominio en su entorno o mercado particular.
El empoderamiento digital consiste en tomar el control de la propia agenda digital en lugar de ser controlado por el mundo digital exterior; implica estar desarrollando el dominio digital en un sector particular. Una investigación realizada por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha encontrado que, aquellas organizaciones que logran el dominio digital pueden aumentar sus márgenes de ganancias en más del 25 por ciento.
En sí mismo, el empoderamiento digital es la creación de un entorno organizacional en el que florezca la transformación digital en lugar de una organización dirigida y controlada por el mundo digital exterior.
En palabras de Heine Krog Iversen es una afirmación un tanto controvertida, pero si pensamos que, a pesar de los grandes esfuerzos de los profesionales de la gestión de datos, las empresas malinterpretan el concepto o le otorgan distintos significados, entonces no sirve. "Sí, la industria ahora tiene 500 definiciones diferentes de lo que es la gestión de datos, esa es mi primera conclusión; porque si no tenemos una definición única [para algo], entonces está muerto[…]”, afirma Krog Iversen.
Según datos de Data Management Association International, la organización más grande en el mundo en materia de gestión de datos, que aglutina a los profesionales y publica las mejores prácticas en su DMBoK, existen (a la fecha) 4,088 profesionales certificados en gestión de datos a lo largo de 98 países. La cifra podría resultar pequeña en comparación con la aparente gran demanda en el mercado o demasiado grande desde la perspectiva de Krog Iversen: "No se trata de la gestión de datos, se trata de potenciar los datos [...] sí, todavía tenemos que averiguar qué datos existen, hay que diseñar un modelo, eso no va a desaparecer, pero tenemos que cambiar la mentalidad acerca de por qué lo estamos haciendo”, y añade: “No lo hacemos para administrar los datos, lo estamos haciendo para empoderar al negocio, para tomar decisiones significativas basadas en esos datos”.
Su creencia es que las organizaciones verdaderamente empoderadas (con datos) deben evolucionar más allá de simplemente considerar sus datos como un problema que gestionar. En cambio, las organizaciones deben dar sentido a las prácticas de gestión mediante una estrategia que esté alineada a la del negocio, que apalanque la consecución de los objetivos estratégicos. La analítica, incluso, debe estar alineada a la estrategia de datos y a la de negocio para dar resultados óptimos, para apalancar iniciativas estratégicas que disparen originadores de valor.
Se trata, en última instancia, de generar conocimiento y de convertirse en la tan ansiada empresa inteligente; y es imposible desestimar el elemento tecnológico de la ecuación. Se trata de comprender cómo fluyen los datos a través de cada parte de la organización y cómo se aprovechan las herramientas tecnológicas como el aprendizaje automático, la visión por computadora o el procesamiento del lenguaje natural para garantizar que los conocimientos que obtenemos de ellos nos ayuden a tomar mejores decisiones y alcanzar objetivos del negocio.
Menciona Krog Iversen: “Avanzar hacia modelos que puedan predecir eventos y oportunidades, verdaderamente transformadores implica comprender que los datos son el ‘elemento vital’ de la era de las máquinas inteligentes”.
Krog puntualiza: “Comprender cómo se mueve a través de las redes de sensores del Internet de las cosas para entrenar modelos de aprendizaje automático, que, luego potencian las aplicaciones automatizadas y las herramientas de trabajo aumentadas, es fundamental para aprovechar las oportunidades actuales disponibles para las organizaciones”.
Eso no quiere decir que no haya lugar para lo que ahora podríamos considerar como herramientas de administración de datos tradicionales: plataformas de inteligencia empresarial, PowerBI y Tableau, por ejemplo. En su lugar, el enfoque debe estar en construir las estructuras y canalizaciones subyacentes para que las organizaciones puedan volverse independientes de las aplicaciones. Porque no importa cuán actualizada y avanzada sea su pila tecnológica, la carrera es interminable.
A medida que las empresas pasen de sólo recopilar y almacenar grandes cantidades de datos (que luego extraen en busca de información para resolver problemas aislados) a organizaciones verdaderamente inteligentes, capaces de aplicar datos en todos los ámbitos, está claro que se requieren nuevas estrategias; dicho de otro modo, se requiere alinear la estrategia de negocio con la de datos, la de analítica y la tecnológica.
Por otro lado, la disciplina de gestión de datos debe verse enriquecida a la luz de las ya citadas estrategias y debe ser el vehículo para cambiar la cultura organizacional; a la par de ello, deben dejar claro su indiscutible vínculo con la transformación digital mientras trabajan para pasar de una organización basada en datos a una genuinamente "empoderada por datos".
Los datos en tiempo real, así como la analítica vista como un servicio, representan el futuro en el panorama actual de transformación digital.
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