En todos los casos sabemos que cumplir con los objetivos se logra por el importante proceso de la toma de decisiones. Las organizaciones viven gracias a que, de manera continua y reiterada, se están tomando determinaciones en los diferentes niveles.
Si enlazamos estos preceptos fundamentales, encontraremos entonces que el rol que el contador desempeña en las organizaciones es el de acompañar a los líderes en los procesos de toma de decisiones.
Ahora bien, desde un punto de vista simplista, hay quien pudiera menospreciar estos procesos, sin embargo, cuando los colocamos en la justa dimensión y le reconocemos la importancia vital que intrínsecamente poseen, aceptaremos que el éxito o el fracaso es el resultado de las acciones que nacen de los procesos de toma de decisiones.
Viene entonces la necesidad de que, como profesionales de la contaduría, nos sintonicemos en ese rol y asumamos la responsabilidad que implica ser parte de los procesos de toma de decisiones.
De nuestra profesión, la sociedad espera que cuidemos y protejamos el interés público, que aportemos al desarrollo económico y social de nuestra nación, asimismo, que contribuyamos al bienestar común. Dentro de cualquiera de las áreas en las que nos desarrollemos, nuestro rol debe ser muy claro, no importa la designación de la función o el título del cargo, nuestra capacidad técnica tiene que ser explotada para que acompañemos a los tomadores de decisiones de una manera profesional.
Y si además de asumir este rol, complementamos con todo el conocimiento y la experiencia que se tiene dentro del área de cumplimiento, ayudamos a fortalecer la estructura, coadyuvamos en la administración de los riesgos y a profesionalizar a las organizaciones.
En este momento puede sonar lógico todo esto que se ha descrito; no obstante, la meta a la que se debe aspirar es que verdadera, consiente y responsablemente se asuma este rol; esto para que todas las acciones, pensamientos y conclusiones, de manera continua y reiterada, aporten valor para los procesos de toma de decisiones.
Buscar capacitación en materias del conocimiento que nutran con nuevos conceptos, teorías, prácticas y métodos dentro de lo que hoy se ha denominado habilidades blandas, así como sumar todos estos nuevos saberes a la experiencia que se ha obtenido con el desarrollo de los diferentes trabajos técnicos, enriquecerán, en gran medida, la capacidad para asumir el rol y ser parte de los agentes de cambio que se necesitan para mejorar las condiciones generales de la vida (propia y de las comunidades a las que se pertenece).
Este segundo mes es propicio para recuperar el entusiasmo del inicio de año; revisar las metas y propósitos; agregar algunos cursos, diplomados o lo que consideremos pertinente para invertir en nosotros; esto con el fin de desarrollar nuevas habilidades y capacidades, mismas que nos permitirán tener un crecimiento personal y, finalmente, contribuir a nuestro bienestar emocional y material.
El nivel y la naturaleza de los honorarios profesionales, así como otros acuerdos de remuneración, podrían crear una amenaza de interés personal.
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