Esto puede dar la idea de que muchas de las innovaciones se logran gracias a la visión y ejecución de una figura de liderazgo que se atreve a hacer lo que otros temen. En cierta medida, esto es verdad; si el puesto más alto de la dirección no da la luz verde, en muchas ocasiones las cosas no ocurren. Por eso hablo muchas veces de lo importante que es para el perfil de CEO la creatividad al enfrentar problemas, así como el ejemplo que debe dar desde su puesto.
No obstante, es aquí donde viene el pero. Esto no significa que quien vaya a ser CEO tiene que ser un héroe o heroína, principalmente porque no es realmente cierto; es decir, ni Steve Jobs inventó por sí solo el iPhone, tampoco Nike creó una cultura de colección de tenis imparable gracias a lo único que hizo Phil Knight (CEO en la época en que Michael Jordan creó su línea con la marca), entre otros logros. Además, la idea de que una empresa necesita un héroe, ¿es sana?
De esto quiero hablar en esta ocasión, ya que, el mito del héroe debería estar relegado a los libros de literatura y no a la gestión de una empresa. Iré por partes.
La imagen de una persona a cargo de todo puede lucir bien para una anécdota o una película inspiradora de una hora y media, sin embargo, en la vida real es muy diferente. Aunque es cierto que la gente enfrenta algunas dificultades por sí sola, esto no se traduce en que no necesitan de nadie más el resto de su vida. Entonces, ¿para qué una empresa invertiría tiempo en reclutar a la persona ideal como CEO, si en realidad depende de un grupo entero?
La respuesta a lo anterior tiene que ver directamente con la cultura empresarial. Un buen líder puede comunicar y transmitir los objetivos clave de un proyecto con “una buena dosis de motivación”. No se trata de tener a alguien que solamente apunte hacia dónde se quiere llegar, sino que acompañe al personal durante el trayecto para identificar cuáles son sus fortalezas, qué necesitan para seguir creciendo y qué carencias existen que deban remediarse.
Uno de los retos que toda empresa va a enfrentar a lo largo de toda su vida operativa son los cambios: en la industria, en los modelos de negocio, en las maneras de trabajar y en lo que sus clientes esperan recibir. Lo mismo ocurre con la percepción del trabajo por parte del talento que contrate; por ello, es clave que el puesto de CEO lo ocupe quien sea capaz de reconocer la necesidad de nuevas rutas y, sobre todo, cómo lograrlo con la ayuda de toda la plantilla.
Si existe una señal para reconocer que una persona “tiene madera” de buen CEO, lo único que hay que buscar es la solidez de su equipo y esto incluye:
Eso es lo que permite que una organización supere las crisis y se adapte a los cambios, mismos que no siempre están detectados en el radar y que podrían causar graves daños a la operación, así como a la salud financiera (incluyendo la confianza de los inversionistas). En solitario, lograrlo sería imposible.
Retomo el concepto de la cultura de la empresa aquí, pues la forma en que reacciona ante emergencias habla mucho de la manera en que está organizada y opera, un aspecto que tendría que establecerse desde su fundación. Por supuesto, esta cultura puede o debería modificarse (según los cambios que mencioné anteriormente) y no sería descabellado que una nueva figura de CEO ayude a que el ajuste ocurra con buenos resultados.
Pero si la empresa descubre que necesita héroes, que necesita rescatarse en varias ocasiones; entonces hay un problema de raíz que no va a solucionarse cambiando el nombre de la dirección en el organigrama. Especialmente porque quien ejerza de CEO no durará para siempre, ¿esto quiere decir que al dejar la silla vacante la organización caerá otra vez en desgracia?
Esto no es lo que ocurriría si existieran mecanismos, herramientas y estrategias para que las cosas sigan funcionando (sin importar quién esté al frente), ya que, su proyecto es mucho más grande que la visión de un único individuo.
Toda compañía es también una comunidad que se apoya en las labores de todas las personas involucradas en cada una de sus actividades; asimismo, resulta importante que se note que hay marcos de gobierno corporativo, ambiental y social altamente desarrollados, cosa que los inversionistas agradecen.
Quien sea CEO no tendrá el tiempo, las habilidades o el conocimiento para hacerlo todo, pues como dicen Johnstone-Louis y Love en su artículo The Myth of the CEO Hero para la Harvard Business Review: “Puede haber luminarias. Puede haber innovadores e iconoclastas. Pero no existen los héroes en singular”. Y es la mejor noticia que cualquiera que desea ser CEO puede escuchar.
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