En los últimos años, la Inteligencia Artificial (IA) ha tomado un papel preponderante en las estrategias de crecimiento de las industrias y en el uso cotidiano en la vida de las personas; sin embargo, esta aún incipiente tecnología presenta dos problemas económicos sobre los cuales es importante tomar conciencia:
Frente a estos problemas, en las siguientes líneas exploramos cómo la tecnología de bloques (blockchain) puede hacer que la industria de la IA sea más competitiva y, sobre todo, cómo el uso compartido de los recursos computacionales puede traer beneficios a nivel energético.
En el último lustro, la IA se ha convertido en el tema más candente del mundo, sólo superado por la contingencia sanitaria. Se espera que este crecimiento continúe a un ritmo acelerado en los últimos años de la década. Al respecto, el portal de estadística Statista predice que la industria, valorada en 184,000 millones de dólares, crecerá hasta alcanzar casi 900,000 millones para 2030.
Aunque todavía están en sus etapas iniciales, los sistemas y modelos de IA más potentes están controlados por megacorporaciones como OpenAI, IBM Watson, Google AI y Amazon Machine Learning. Estas grandes empresas tecnológicas poseen enormes centros de datos para entrenar, construir y vender estos modelos a los usuarios.
Lo anterior genera un temor muy pertinente y justificable entre la gente común: ¿deberíamos permitir que esta innovación tecnológica masiva y dominante sea controlada por unas cuantas macrocorporaciones? En palabras de Ryan Daws, editor de TechForge Media: ¿querría usted compartir esos datos con las grandes empresas tecnológicas que han demostrado, una y otra vez, su disposición a utilizar datos personales sólo con fines de lucro?
Este punto representa el gran riesgo de los sistemas y modelos de IA actuales: la centralización de esta tecnología, la monopolización de los datos utilizados para entrenar los modelos de esta herramienta y las preocupaciones por la privacidad de los usuarios.
La IA adquiere su corpus de conocimiento a partir de conjuntos de datos masivos y exige computación de alto rendimiento. Para explicarlo mejor, los modelos de aprendizaje automático, especialmente, las redes de aprendizaje profundo, requieren enormes cantidades de datos para entrenarse de manera efectiva; asimismo, a menudo, dependen de potentes unidades de procesamiento gráfico (GPU, por sus siglas en inglés) o hardware especializado para procesar esta información de forma rápida.
El informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) proyecta que la demanda mundial de electricidad para la IA aumentará a 800 TWh para 2026, lo que representa un incremento de casi 75% en comparación con los 460 TWh en 2022. Gigantes multinacionales como Morgan Stanley y Wells Fargo han publicado proyecciones similares; el modelo de este último sugiere que, para 2030, el consumo de energía centrado en la IA representará 16% de la demanda actual de electricidad en EUA.
Sólo por citar un ejemplo, Microsoft y OpenAI planean construir un centro de datos de 100,000 millones de dólares. Los informes iniciales sugieren que éste podría requerir cinco gigavatios de energía (aproximadamente, el equivalente a cinco reactores nucleares). “Se trata de un crecimiento potencial de la demanda realmente astronómico y no tenemos suficiente energía para satisfacer las necesidades previstas de los centros de datos en los próximos cinco a 10 años”, explicó a The New York Times Ben Inskeep, director de programas de Citizens Action Coalition, un grupo de defensa de los consumidores con sede en Indiana, el cual monitorea el impacto energético de los centros de datos.
Satoshi Nakamoto desconfió de las instituciones financieras centralizadas tras la crisis financiera de 2008 y creó el sistema Bitcoin para resolver el problema de la centralización. De manera similar, la IA necesita soluciones que eliminen el dominio monopólico de las megacorporaciones.
A primera vista, la IA y la cadena de bloques parecen reinos completamente dispares; sin embargo, a pesar de sus aparentes diferencias, el mundo tecnológico está siendo testigo de una creciente convergencia entre la IA y el blockchain, con el surgimiento de una serie de proyectos innovadores que podrían ser clave para tener un ecosistema de IA libre, descentralizado y energéticamente más limpio.
Por ejemplo, Ocean es un protocolo que proporciona a los usuarios un centro de intercambio de datos descentralizado, desbloqueando conjuntos de información para el consumo de la IA, al mismo tiempo que preserva su privacidad y seguridad. De manera similar, ThoughtAI integra la IA y el blockchain directamente en los datos y la información, eliminando, de manera efectiva, las capas de aplicación tradicionales.
Aunque estos proyectos demuestran el potencial de combinar ambas tecnologías, también destacan un desafío crítico: la escalabilidad. Para que la IA en el blockchain florezca realmente, las plataformas deben superar las limitaciones inherentes de las arquitecturas de las cadenas de bloques tradicionales, particularmente, en términos de disponibilidad y rendimiento de los datos.
Según Ryan Daws, la citada convergencia no es sólo una curiosidad tecnológica, sino una enorme oportunidad económica. Por ejemplo, se proyecta que la industria de la IA valdrá la asombrosa suma de 1.3 billones de dólares para 2030, mientras que, el mercado del blockchain alcanzará una valoración de 248,800 millones de dólares para 2029, lo que refleja su potencial transformador en, prácticamente, todos los sectores de la economía global.
El rápido crecimiento de la IA ha hecho que muchas empresas o personas no puedan crear o entrenar sus modelos de esta herramienta debido a la enorme cantidad de potencia informática necesaria. La descentralización, mediante blockchain, pretende resolver este problema creando una red de nodos (computadoras) que aprovechan la enorme potencia informática aún no explotada de las CPU (unidad central de procesamiento) en todo el mundo.
Este enfoque modular de infraestructura física descentralizada mejora la escalabilidad, proporciona una fuente de potencia informática, la cual aumenta la participación de la comunidad en el entrenamiento de los modelos de IA y es menos agresivo en términos energéticos.
En Revolution, la familia Matheson tiene la clave para descifrar el apagón energético y revertir sus efectos. En la era de la IA es posible evitar el apagón, ¿cuál es la clave?, una industria de IA competitiva y descentralizada gracias al blockchain.
Volverse irremplazable en la era de la IA no es superar a las máquinas, sino destacarse con creatividad, pensamiento crítico y conexión auténtica.
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