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en Grownomics, S.C.
Hoy en día, México se ha consolidado como uno de los principales destinos para la relocalización de operaciones de empresas multinacionales, especialmente, en sectores como automoción, electrónica y tecnología. Estados como Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y Guanajuato han experimentado un auge en la demanda de parques industriales, así como un incremento en la Inversión Extranjera Directa (IED).
Un ejemplo representativo es el caso de Tesla, que anunció la construcción de una gigafactory en Monterrey, lo cual no sólo impulsaría la economía regional, sino que también generaría un efecto dominó para proveedores de la cadena de valor. Sin embargo, este tema quedó suspendido debido al actual cambio de administración en EUA, situación que pudiera no reflejar un impacto a corto o mediano plazo. Asimismo, empresas asiáticas del sector electrónico, como Foxconn, han ampliado su presencia en el norte de México para abastecer al mercado estadounidense de forma más eficiente.
En el tema del nearshoring, un factor clave será la habilidad de México para mejorar su infraestructura, capital humano y entorno regulatorio.
Otro caso relevante es el de la empresa danesa Vestas, líder en energía eólica, que ha invertido en la expansión de su capacidad de producción en Tamaulipas, aprovechando la creciente demanda de energía renovable en Norteamérica. Estos movimientos destacan la diversidad de industrias que están apostando por México como un hub estratégico.
Además, la industria farmacéutica ha mostrado un creciente interés en nuestro país. Empresas como Pfizer y Johnson & Johnson han establecido centros de distribución y producción en el país, atraídas por la proximidad con EUA y la disponibilidad de mano de obra calificada, lo que permite una respuesta ágil ante la demanda del mercado norteamericano.
Existen factores estructurales que están fortaleciendo la posición de México en el contexto del nearshoring:
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Ventaja geográfica: la cercanía con EUA permite tiempos de respuesta rápidos y menores costos logísticos en comparación con otras regiones del mundo. |
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Tratados comerciales: México cuenta con una red de acuerdos comerciales que facilita el acceso preferencial a diversos mercados, siendo el T-MEC uno de los más relevantes. |
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Capital humano: la disponibilidad de una fuerza laboral joven y competitiva en costos es un atractivo para las empresas que buscan eficiencia operativa. |
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Infraestructura industrial: el desarrollo de parques industriales modernos y la mejora en la infraestructura logística han contribuido a la atracción de inversiones. |
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Estabilidad macroeconómica: a pesar de los desafíos globales, México ha mantenido una estabilidad económica que genera confianza en los inversionistas extranjeros. |
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Innovación tecnológica: el crecimiento de ecosistemas tecnológicos en ciudades como Guadalajara y Monterrey, impulsa la adopción de tecnologías avanzadas que mejoran la competitividad. |
El cambio de administración en EUA podría tener un impacto considerable en el nearshoring. Si se mantiene una política proteccionista y de fortalecimiento de la producción nacional, como se ha visto en los últimos años, México seguirá beneficiándose al ser considerado un socio estratégico y cercano (geográficamente hablando). En cambio, un enfoque más globalizador podría diversificar las cadenas de suministro hacia otras regiones.
Además, la política migratoria y comercial del nuevo gobierno afectará directamente la logística transfronteriza y la competitividad de México como plataforma de exportación. Temas como la regulación ambiental, aranceles y normativas laborales serán determinantes para evaluar la viabilidad de nuevas inversiones.
Por ejemplo, una administración estadounidense que priorice políticas de energía limpia podría incentivar la relocalización de empresas de tecnología verde en México. En contraste, una política más centrada en la seguridad nacional podría endurecer las regulaciones fronterizas, afectando el flujo de bienes y servicios.
Las proyecciones para 2025 indican que México continuará siendo un destino atractivo para el nearshoring, aunque con algunos desafíos. La escasez de talento especializado, la infraestructura energética limitada en ciertas regiones, así como la inseguridad, son factores que podrían afectar la decisión de inversión.
No obstante, la tendencia hacia la digitalización y la automatización de procesos industriales mitiga algunos de estos riesgos. Empresas de tecnología, logística y manufactura avanzada ya exploran modelos híbridos de producción que combinan operaciones en México con centros de innovación en sus países de origen.
En este sentido, se espera que industrias emergentes como la fabricación de semiconductores y la producción de vehículos eléctricos experimenten un crecimiento sostenido. La alianza entre General Motors y proveedores locales para producir baterías en México es un ejemplo de cómo las empresas están apostando por el país en el contexto de la transición energética global.
Adicionalmente, el sector de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) muestra un potencial de crecimiento significativo. Empresas de software y servicios digitales están aprovechando el talento mexicano para establecer centros de desarrollo que apoyen operaciones globales, lo cual diversifica aún más la base industrial del país.
El nearshoring representa una oportunidad histórica para México, pero su éxito dependerá de la capacidad del país para adaptarse a los cambios políticos y económicos internacionales. La nueva administración en EUA será un factor clave, pero también lo será la habilidad de México para mejorar su infraestructura, capital humano y entorno regulatorio.
En este sentido, el sector contable y financiero juega un papel crucial, pues debe anticipar escenarios, gestionar riesgos y asesorar estratégicamente a las empresas para aprovechar al máximo las oportunidades del nearshoring. Reflexionar sobre cómo estos cambios podrían redefinir la economía mexicana invita a pensar en un futuro donde la competitividad esté estrechamente ligada a la capacidad de adaptación, así como a la visión estratégica de los actores económicos.
Asimismo, es fundamental que México desarrolle una política industrial coherente que fomente la inversión sostenible y la innovación tecnológica, garantizando así que el nearshoring no sólo sea una tendencia pasajera, sino un pilar para el crecimiento económico a largo plazo. Esto requerirá la colaboración entre el sector público y privado para crear un entorno favorable para la inversión, con políticas que promuevan la sostenibilidad, la inclusión y la resiliencia económica.
Los precios aumentarán debido a los aranceles, después la inflación se normalizará, pero el beneficio económico será permanente para las empresas en EUA.
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