De la automatización a la digitalización: un cambio de paradigma empresarial

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a automatización en las organizaciones ya era común desde antes de la pandemia. Muchas compañías en el mundo y en México ya incluían diversos sistemas que facilitaban o bien, disminuían el trabajo manual, a veces a costa de despedir a empleados que se volvían innecesarios ante aquellos procesos que podían llevar a cabo robots o sistemas que, sin ser 100% independientes, sí permitían reducir al mínimo el error humano.

Algo que también era una realidad es que las empresas que realizaban dichos procesos eran las que contaban con el tamaño y, sobre todo, con los recursos económicos que se requerían para concretar transformaciones internas costosas, ya fuera que se tratase de equipos, de capacitación del personal o de asistencia técnica. Para el resto de los negocios, un cambio de este tipo se veía lejano, puesto que los recursos se destinaban en muchos casos a mantener las operaciones y la automatización sólo estaba representada por sistemas contables y administrativos, páginas web, e-commerce, redes sociales, etc.

Hablar de digitalización significa, en términos generales, sustituir la actividad manual con tecnología de punta.

Mientras buena parte de las organizaciones orientaban la automatización principalmente a sus procesos centrales, sólo algunas pudieron adquirir infraestructura que involucrara a la mayoría de los departamentos sin que hubiera retrabajo o reportes adicionales o de información no incluida en la generada por dicha infraestructura.

Asimismo, están los problemas relacionados con la incorporación de procesos automatizados y no automatizados para la obtención de resultados, ya que si bien los primeros proporcionan información valiosa, el no integrar sus resultados o que éstos no engloben todos los aspectos de la organización limita la automatización.

Uno de los principales motivadores de la automatización es el tiempo. La información, tanto financiera como no financiera, y diversos indicadores necesarios para la toma de decisiones sólo pueden considerarse útiles si llegan de manera puntual. Pese a esto, a partir de febrero de 2020, y con el aviso mundial de la pandemia, todo tomó un giro de 180° y ha significado un cambio de paradigma en cualquier actividad a nivel mundial.

La contratación de profesionales capaces es elemental para el éxito de los procesos de digitalización.

Con la rápida transformación de la enfermedad en pandemia, se volvió obligatorio el aislamiento social en pos de mantener saludable a la mayor cantidad de personas, cancelándose así el flujo de mercancías y poniendo en vilo a todos los que dependían de la cadena de suministros internacional que permitía la productividad de las organizaciones.

Adicional a ello, el cierre obligado de empresas detuvo muchas funciones consideradas no esenciales e impidió la continuidad del negocio en muchos sentidos. La mayoría de las compañías a nivel mundial sostuvieron esto durante dos o tres meses, pero las fábricas volvieron a operar de manera presencial con relativa prontitud y se comenzaron a realizar actividades desde casa implementando procesos basados en correo electrónico. También se empezaron a usar de forma masiva plataformas de reuniones virtuales que no sólo permitieron la conexión, sino las labores remotas. Todos éstos son los elementos básicos de la digitalización, que además pueden considerarse los más comunes y democráticos.

Hablar de digitalización significa, en términos generales, sustituir la actividad manual con tecnología de punta, lo que a su vez trae consigo automatización a corto plazo y generalización del trabajo a distancia. Esto representa una disrupción total, ya que se reinventa el negocio a partir del uso de distintas tecnologías que lo vuelven integral y mucho más sencillo de ejecutar, permitiendo que quienes conforman la organización se concentren en sus objetivos primordiales.

Lo anterior se ve reflejado en el hecho de que las herramientas digitales no sólo incrementan la eficiencia, sino que permiten rediseñar y reconformar el modelo de negocio, al generar una mayor competitividad y propiciar que la empresa evolucione.

Si bien un buen número de compañías de todos los tamaños han logrado generar procesos de digitalización exitosos, es importante indicar que muchas otras han cerrado en el proceso o bien, la digitalización ha alcanzado algunas áreas, lo cual representa mayores gastos que de manera paulatina las guiarán a su cierre.

A continuación, algunos datos:

Lo anterior se refleja en dos vertientes: las actividades que representan ejemplos de digitalización y los beneficios que éstas traen para las organizaciones. Entre lo primero puede mencionarse:

De lo anterior surge la obligación de adquirir conocimientos adicionales, por lo que la contratación de profesionales capaces y que cuenten con la formación necesaria para el manejo adecuado de los datos es elemental para el éxito de los procesos de digitalización.

Entre los beneficios de la digitalización figuran:

Conclusiones

Hablar de digitalización representa complejidad, pues conlleva reconfigurar totalmente el modelo de negocio convencional. No obstante, trae consigo beneficios a corto plazo, tales como mayor eficiencia, enfoque y, sobre todo, ganancias, puesto que, de manera intrínseca, disminuye los gastos de la organización.

No obstante, esto afecta a los empleados, dado que la empresa se ve obligada a capacitarlos, pero también a sustituirlos con gente más preparada, por lo que se debe considerar que la digitalización tiende a disminuir la plantilla laboral de la empresa y a reemplazarla por máquinas o sistemas.

Si bien esto no es nuevo, hoy parece más sencillo en el sentido de que se torna integral, debido a que involucra a todos los procesos de la empresa y no sólo a los operativos. Es importante señalar que la empresa transfiere a los empleados parte de sus costos operativos, ya que, con el trabajo a distancia, el uso de espacios físicos se vuelve prescindible, por lo que el empleado utiliza su casa como lugar de trabajo y los servicios necesarios para prestarlo se encuentran en su propio domicilio.

La digitalización trae un sinnúmero de beneficios imprescindibles para el desarrollo actual de las compañías, pero no hay que dejar de lado el hecho de que esto es a costa de los empleados, los modelos de negocio mucho más orientados a las personas y el contacto social.