Esta tecnología ha permitido optimizar tareas que anteriormente requerían una intervención humana considerable, mejorando tanto la eficiencia como la precisión en la recolección de impuestos, la detección de fraudes y la toma de decisiones estratégicas en materia fiscal.
En este artículo se presenta un análisis detallado sobre cómo la IA está cambiando el panorama de la tributación internacional desde tres perspectivas fundamentales: las autoridades tributarias, la industria privada y los asesores fiscales.
Una de las áreas donde la IA está causando un mayor impacto es en lo que respecta a las autoridades fiscales. Organismos tributarios de todo el mundo están utilizando la IA para mejorar la recolección de impuestos y, de manera crítica, para detectar la evasión fiscal y el fraude tributario, algo que representa grandes pérdidas para los gobiernos. Estos sistemas pueden analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real, lo que permite a las administraciones identificar discrepancias en las declaraciones tributarias, automatizar las auditorías y optimizar la asignación de recursos para enfocarse en áreas de alto riesgo.
Además, la IA está ayudando a predecir el comportamiento futuro de los contribuyentes a través del análisis de patrones históricos, lo que permite a los gobiernos actuar de manera proactiva. Asimismo, las administraciones tributarias también planean utilizar esta tecnología para la atención de trámites de ventanilla, lo cual podría generar claros beneficios de eficiencia tanto para las administraciones como para los contribuyentes.
Un ejemplo claro de este avance es la Agencia Tributaria del Reino Unido, donde se han realizado importantes avances en la implementación de la IA para combatir la evasión fiscal, especialmente, entre individuos de alto patrimonio neto y estructuras fiscales complejas. Este modelo está siendo replicado y adaptado por otras agencias tributarias, como el Servicio de Impuestos Internos de EUA (IRS, por sus siglas en inglés) y el Servicio de Administración Tributaria (SAT) en México, los cuales están comenzando a implementar herramientas similares para aumentar la eficiencia en sus sistemas de recolección de impuestos.
Países como EUA, Canadá y Australia están utilizando la IA de manera significativa para mejorar la gestión de impuestos, mientras que otras naciones, como México, están adoptando la IA de forma más gradual, enfocándose en la automatización de procesos para reducir la evasión fiscal. En todos estos casos, la tecnología está facilitando una mayor cooperación entre las administraciones tributarias a nivel global, esto a través del intercambio de datos internacionales y la identificación de fraudes complejos a nivel transfronterizo. En contraste, la Agencia Tributaria de España ha sido un poco más cauta en la utilización de la IA, delimitando su uso, aunque con la flexibilidad de ampliarlo más adelante.
En el sector privado, la IA está transformando cómo las empresas gestionan sus obligaciones fiscales, especialmente, aquellas que operan a nivel internacional. Las compañías están adoptando herramientas de IA para optimizar el cumplimiento normativo, el planeamiento fiscal a largo plazo y la automatización de informes que antes tomaban mucho tiempo en generarse de forma manual. Las herramientas de análisis de precios de transferencia, por ejemplo, permiten a las multinacionales manejar el cumplimiento de normativas en múltiples jurisdicciones, reduciendo riesgos de incumplimiento y asegurando que sus estrategias fiscales estén alineadas con las regulaciones locales e internacionales, lo cual es crucial en un entorno global cambiante.
Además, la IA generativa, como ChatGPT y otros modelos avanzados de lenguaje, se está convirtiendo en una herramienta valiosa para el profesional contable, permitiéndole acceder, de forma rápida, a información sobre normativas fiscales en diversas jurisdicciones, redactar correspondencias complejas con las autoridades y analizar grandes volúmenes de datos para identificar posibles discrepancias. Este tipo de IA no sólo ayuda a las empresas a adaptarse a los constantes cambios normativos, sino que también mejora su capacidad para gestionar riesgos tributarios, esto al identificar problemas de cumplimiento en tiempo real y permitir que las entidades tomen acciones correctivas antes de que los problemas se agraven.
El uso de software fiscal impulsado por IA, como QuickBooks Online, Xero y otras plataformas de contabilidad avanzadas, está mejorando significativamente la precisión y la eficiencia en la preparación de declaraciones tributarias y el cálculo de gravámenes indirectos como el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Estas herramientas no sólo reducen el riesgo de errores humanos en procesos repetitivos, sino que también permiten a las empresas adaptarse rápidamente a las normativas en constante cambio.
A pesar de las ventajas que ofrece la IA, su implementación en el ámbito tributario también plantea importantes desafíos éticos y políticos. Uno de los más grandes es la privacidad de los datos y la transparencia de los algoritmos utilizados por los sistemas de esta tecnología. Muchas de las herramientas actuales de IA operan como una "caja negra", lo que significa que el proceso mediante el cual llega a sus conclusiones no siempre es transparente para los usuarios o contribuyentes; esto representa un problema en el ámbito tributario, pues las decisiones automatizadas que afectan a los contribuyentes deben ser comprensibles, auditables y, en caso necesario, impugnables ante las autoridades fiscales o judiciales.
Por otro lado, los gobiernos de todo el mundo están comenzando a desarrollar marcos regulatorios para controlar el uso de la IA en áreas clave como la tributación. En la Unión Europea, por ejemplo, la Ley de Inteligencia Artificial (AI Act, por sus siglas en inglés) está diseñada para regular el uso de la herramienta en sectores críticos, como la administración tributaria, garantizando que se respeten los derechos fundamentales de los contribuyentes y la equidad en los procesos fiscales.
Países como EUA están adoptando enfoques similares con legislaciones como la Algorithmic Accountability Act, que busca mitigar los riesgos sociales, éticos y legales asociados al uso de sistemas automatizados en la toma de decisiones clave en materia tributaria. Asimismo, la Agencia Tributaria de España señala que uno de los principios rectores en el uso de la IA es mejorar el servicio a los ciudadanos, así como la eficacia y eficiencia administrativa.
El equilibrio entre innovación y regulación será crucial en los próximos años. Los gobiernos deben asegurarse de que la implementación de la IA no comprometa la transparencia ni los derechos de los contribuyentes, además de garantizar que estos sistemas se utilicen de manera justa y responsable; para lograrlo, será necesario que las autoridades trabajen en conjunto con la industria y los asesores fiscales para crear normativas que aborden las preocupaciones sobre la privacidad de los datos y la equidad en el uso de la IA.
La IA está transformando, de manera significativa, el campo de la tributación; desde la mejora en la recaudación de impuestos hasta la automatización de procesos complejos de cumplimiento. Esta herramienta está ayudando a optimizar las operaciones en el sector público y privado, mejorando la eficiencia y reduciendo los riesgos de fraude y evasión. No obstante, su implementación también trae consigo importantes desafíos éticos y regulatorios que deben ser abordados con cuidado para asegurar un equilibrio adecuado entre la innovación y la protección de los derechos de los contribuyentes.
En los próximos años será esencial que gobiernos, empresas y asesores fiscales colaboren estrechamente para desarrollar marcos normativos que garanticen la transparencia, la equidad y la privacidad en el uso de la IA en la tributación. Al hacerlo, se podrá aprovechar, de forma plena, el potencial de esta tecnología, creando un sistema fiscal global más eficiente, justo y adaptado a las necesidades de un mundo en constante cambio.
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