Consejeros tóxicos: cómo identificarlos

U

na de las grandes fortalezas de un Consejo de Administración es su diversidad, es decir, la suma de talentos de todos sus integrantes. Es una gran oportunidad para que cualquier empresa tenga expertos ayudando a tomar las decisiones más importantes para su crecimiento. Sin embargo, ya que el Consejo se compone precisamente de seres humanos, será difícil que no existan desacuerdos o discusiones acaloradas de vez en cuando.

Esto es como la mala hierba: en todos los jardines aparece; el secreto está en atacar oportunamente antes de que se apodere de todo el lugar.

Aunque es imposible evitar interacciones incómodas, ya he dicho en varias ocasiones que tampoco es ideal que exista un Consejo que siempre apruebe todo. Pero, ¿qué pasa cuando se percibe un ambiente hostil de parte de un integrante (o varios) del Consejo? ¿Cuáles medidas deben tomarse para evitar que una actitud negativa se propague por el Consejo o impida el avance de su trabajo? Y quizá otro aspecto clave sea: ¿cuándo se está frente a un comportamiento tóxico y cómo se le gestiona?

Empecemos por definir lo que no deseamos dentro del Consejo, para así identificar el problema que se debe resolver o evitar con buenos resultados.

Quién es un consejero tóxico

Es mejor no tomar a la ligera el término “tóxico”, y es el primer paso para identificar si alguien del Consejo tiene rasgos tóxicos de manera constante. Pero también es posible que un mal día se convierta en una mala sesión y el mal humor de una persona haga complicado llegar a un acuerdo. Esto no define como tóxico el comportamiento de alguien, sino que resalta que tiene una personalidad difícil.

Algunas de las acciones tóxicas pueden caer en la siguiente lista.

Cómo distinguir un miembro tóxico de alguien de personalidad difícil

Hacer la lista anterior no es suficiente, sino que es recomendable que se contrasten esas malas prácticas con el impacto que tienen en el resto de los integrantes del Consejo Administrativo.

Todo se reduce a responder las siguientes preguntas:

• ¿El comportamiento del integrante problemático divide, abruma o se percibe como abusiva?
• ¿Otros integrantes del Consejo han renunciado, o amenazan con hacerlo, por sus acciones?
• ¿Las sesiones del Consejo se concentran sobre todo en solucionar conflictos con esa persona en particular?

Si la respuesta a alguna de estas preguntas es afirmativa, entonces ese integrante en particular es tóxico. Por otro lado, si a pesar de todo, el comportamiento de esa persona no es destructivo, estar con ella es tolerable y, especialmente, el Consejo logra sus objetivos a pesar de su presencia, no se trata de alguien tóxico.

No olvidemos que el Consejo también es lo que da una buena imagen a la empresa, porque las personas que convoca no solo se eligen por sus conocimientos o experiencia, sino que también comparten los valores de la organización.

Una vez que es posible identificar cuál es el problema, es más sencillo remediarlo. ¿Por dónde hay que empezar?

Cómo lidiar con un consejero tóxico

Los consejos que comparto en esta columna aplican para cualquiera de los integrantes del Consejo, incluido a quien ocupa la silla de su dirección. No olvidemos que el Consejo también es lo que da una buena imagen a la empresa, porque las personas que convoca no solo se eligen por sus conocimientos o experiencia, sino que también comparten los valores de la organización. Si uno de sus miembros se convierte en una presencia problemática que pone en riesgo la misión de la empresa a la que debería ayudar, es momento de separarle del puesto.

Finalmente, cuando se presente una situación así, es conveniente registrar las acciones tomadas y el resultado que se obtuvo, ya que estas serán las bases o los ajustes para los lineamientos que, en el futuro, permitan elegir mejores miembros del consejo y gestionar conductas nocivas en cuanto se detecten. Esto es como la mala hierba: en todos los jardines aparece; el secreto está en atacar oportunamente antes de que se apodere de todo el lugar.