En principio es una respuesta que tiene muchos “depende”, pues hay ciertas expectativas que cambian (a veces un poco y otras dramáticamente), según el contexto de la persona que se convierte en CEO: si es mujer, si tiene familia, si viene de un entorno económico menos privilegiado, si tiene a alguien a su cuidado, si es parte de alguna diversidad sexual, si tiene alguna condición física o de salud mental, entre muchas más aristas.
Sin embargo, a pesar de los matices que se añaden a la situación de cada persona, el balance entre lo profesional y lo personal sigue siendo un reto para cualquiera y una preocupación válida, ya que, los seres humanos no somos solamente el empleo que tenemos. Así que quiero rescatar algunos consejos que conocí gracias a Indra K. Nooyi, quien durante doce años fue CEO de PepsiCo, y que en su libro Mi vida plena habla, con toda honestidad, sobre los retos que tuvo que enfrentar durante su carrera. Nooyi lo dice directo: “No, el equilibrio entre el trabajo y la vida es imposible, jamás será 50-50. Pero hay maneras de procurarlo”.
Este es el más importante de todos los consejos, ya que, además lleva implícito reconocer que pedir ayuda no es un signo de debilidad. Nadie puede con todo y, para ser honesto, nadie debería intentarlo. Es gracias al apoyo que existe alrededor de una persona que es posible alcanzar mejores resultados; por eso alguien en un entorno privilegiado tiene más oportunidades de cumplir sus metas.
Así que, sin importar si se trata de un par de seres queridos o una comunidad más robusta, Nooyi resalta que hay que construir una red de apoyo en la que se incluya a miembros de la familia, amigos cercanos y colaboradores del trabajo que puedan apoyar con cualquier capacidad en las tareas diarias. Desde alguien de confianza que tenga oportunidad de recoger a los hijos de la escuela, hasta un miembro de la oficina que pueda tomar decisiones del día a día para que el CEO se encargue de una reunión de emergencia con la junta directiva.
Es posible que la gente no considere ciertos beneficios o facilidades en el entorno laboral porque no los ha necesitado, tal como una oficina de fácil acceso para sillas de ruedas o permisos de ausencia para cuidar a un familiar enfermo. Pero esto debería ser una posibilidad junto a las herramientas tecnológicas que permiten dirigir juntas y presentaciones a inversionistas a distancia, firmar documentos con la e.firma y otras facilidades que hacen más eficiente un día de trabajo.
Nooyi habla del uso de un avión privado para viajar a diferentes ciudades del mundo; suena exagerado, pero para el nivel de responsabilidad que tuvo al frente de una empresa como PepsiCo es una prestación básica; así que cada organización (dependiendo de sus posibilidades, proporciones y objetivos) debería hacer lo mismo.
Incluso quienes están en la dirección de una empresa tienen que atender o cumplir ciertos pasos que se sienten como la burocracia misma: ocupan demasiado tiempo y no son tan urgentes, pero sí necesarios para el día a día. Si hay personas que pueden encargarse de ello, deberían hacerlo, aunque es posible que no lo hagan porque la persona que está al frente no delega esas funciones o no aparta unos minutos de su agenda para explicar cómo hacerlo; esto es un grave error.
Invertir ese tiempo en mostrarle al equipo cómo hacer más eficiente el trabajo se traducirá en más espacio para la vida privada; aunque signifique salir 20 minutos más temprano, podría ser la diferencia entre llegar a tiempo a cenar con la familia o cuando ya todos estén dormidos.
Se dice que el matrimonio de un importante CEO no funcionó porque le dio prioridad a su empresa, o bien, que los hijos de una directora de empresa resintieron el abandono de su madre mientras crecían. Nooyi misma lo dice: “Si les preguntan a mis hijas, no estoy tan segura de que piensen que he sido una buena madre”. Esto es un peso que se carga siempre, pues no importa el esfuerzo que se haga, en más de una ocasión se tendrá que cancelar una ida al cine por un viaje de negocios urgente o un cumpleaños por horas extra en la oficina.
Y quizá aquí está lo que duele aceptar: cada vez que el trabajo y la vida personal se enfrentan y se debe tomar una decisión. ¿Qué es más importante?, ¿resolver las minucias de un contrato que podría significar un crecimiento importante para la empresa o comprar el pastel para la fiesta de tu sobrina favorita? Suena muy frío, pero a lo largo de una carrera profesional habrá estas disyuntivas y otras más drásticas, mismas que obligarán a cualquiera a poner en una balanza lo que en verdad le importa en ese momento (y es completamente válido).
Dice Nooyi en una entrevista para Business Insider: “He visto que es raramente posible ser el tipo de madre, esposa, empleada y persona que deseas ser al mismo tiempo. La mayor parte del tiempo tienes que tomar una decisión, sobre todo si eres CEO. No hay otra forma de hacerlo”. Es decir: hay un tiempo para la oficina, otro para el hogar y otro para el ocio. Habrá ocasiones en que será más complicado separarlos, lo importante es realizar lo posible para lograrlo y eso es lo mejor que cualquiera puede hacer.
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